Tengo dolor ¿qué me pasa? El dolor es una garantía de vida cuando funciona correctamente.
Soy Juan José Sánchez, fisioterapeuta en la Clínica de Fisioterapia en Almería San Félix, trabajo a diario con pacientes con dolor agudo y crónico.
Los pacientes unas veces presentan dolor agudo, debido a una lesión reciente (dolor que se debe a un daño en el tejido); pero en otras ocasiones, los pacientes presentan dolor sin que haya una lesión reciente, suele pasarles a menudo, es un dolor típico o característico de ellos, es lo que llamamos un dolor crónico.
Podría definirse el dolor como una sensación desagradable o señal de alarma que se genera en el cerebro (sistema nervioso central), con el objetivo de avisarnos y protegernos de un peligro. El dolor es, por lo tanto, una garantía de vida. Y se produce a distancia de donde nosotros lo percibimos (el dolor de tobillo tras un esguince se produce en el cerebro, y se proyecta en el tobillo)
¿Os imagináis que no tuviéramos dolor? Moriríamos, ya que no quitaríamos el dedo si nos pinchásemos, no apartaríamos la mano de un fuego, el dolor de una apendicitis no lo sentiríamos y no iríamos al médico. Por tanto, el dolor es necesario porque nos avisa del daño y nos protege.
El problema está en cuando se producen errores en el sistema que evalúa el daño o el peligro. Si este sistema de alarma funciona mal se puede, literalmente, vivir una tortura constante. Al no haber nada roto no se puede reparar, y la alarma no se desactiva con los tratamientos habituales con los que tratamos el dolor agudo (el que se debe a rotura).
A partir de ahora, quiero que quede claro que no es necesario una lesión para tener dolor, y que el dolor se produce a distancia de donde lo percibimos.
Espero que este ejemplo os ayude a entenderlo si os queda alguna duda:
La alarma de un coche está pensada para avisar de un robo, y está programada para que suene la bocina, a la vez que se encienden y apagan los intermitentes y las luces. ¿siempre que suena la alarma de un coche se debe a un robo? Evidentemente no, hay muchísimas ocasiones en que producen falsas alarmas; pero cuando se pone en marcha el programa, siempre sonara la bocina y se encenderán las luces sea un robo real o no. El dolor siempre es real, porque es la alarma, otra cosa es que haya habido un robo (lesión).
¿Cómo se produce el dolor en condiciones normales?
Nuestro cuerpo está recorrido por nervios (sistema nervioso periférico) que controlan y detectan lo que pasa en el organismo, y le envían dicha información al cerebro a través de la médula espinal (sistema nervioso central). El cerebro está recibiendo continuamente información, la procesa y pone en marcha los programas que mejor se adaptan a la situación de ese momento. Así que cuando algo se rompe, un estímulo eléctrico sube desde el nervio nociceptor (los nervios del peligro se llaman nociceptores) hacia la médula espinal y de ahí sube al cerebro.
Imagina que te pinchas con el tallo de una flor al cogerla, rápidamente tu organismo realiza una contracción muscular que te hace quitar la mano del pincho, y tu aún no te has dado ni cuenta de que te habías pinchado. De repente a los 2 ó 3 segundos empiezas a notar la sensación de dolor en el dedo y es cuando entiendes qué ha pasado. Varias horas después te duele todo el dedo, o una parte mucho mayor de la que realmente te has dañado, y ésto se debe a que si el dolor fuera muy pequeño no le harías caso, y moverías el dedo, poniendo en riesgo los procesos de cicatrización y de regeneración del tejido dañado, por lo que el organismo genera un dolor en una zona de mayor amplitud, para que muevas poco o nada el dedo y no interfieras negativamente en tu recuperación.
Otro ejemplo que podemos poner es cuando jugando al fútbol te haces un esguince de tobillo, y aunque te duele puedes medio continuar. Al día siguiente no puedes mover casi el pie ni la pantorrilla, y tienes una gran inflamación en la zona del tobillo, algunos dicen que “se ha enfriado la lesión, tienes el tobillo frío y por eso te duele”. Tu organismo sabe que si te duele poco el tobillo (zona lesionada) vas a seguir con tu actividad normal, pero si te duele mucho el pie, el tobillo y el gemelo, vas a dejar de moverte, y evitarás empeorar la lesión y permites reparar el tejido dañado.
Como veis, cada vez está más claro que el dolor no depende de lesión, si no que es nuestro sistema nervioso quien lo produce para protegernos.
Otro ejemplo de dolor de una zona “sana”: cuando hay un infarto, en el brazo izquierdo sentimos un dolor y presión muy intenso, pero sabemos que el problema no está ahí.
Podríamos poner innumerables ejemplos de “errores” con respecto al dolor, las mujeres durante la menstruación pueden tener dolor de “riñones” o en las piernas, e incluso dolor de cabeza.
¿Quién no ha tenido dolor de tripa o incluso diarrea en época de exámenes?¿quién no ha tenido dolor de cabeza tras una discusión o situación de estrés? ¿quién no ha oído a alguien que le duelen las rodillas porque va a llover?
Espero que ya no os quepa ninguna duda, el dolor se produce en nuestro cerebro, independientemente de qué está pasando en nuestro cuerpo. Generalmente se va a producir dolor cuando se detecta una lesión, y eso es bueno, muy bueno, es protección.
¿Qué pasa cuando tenemos dolor crónico?
Pues que nuestro cerebro en su afán de protegernos, se pasa y nos sobreprotege, y se anticipa tanto que no espera a que la lesión se produzca para activar el sistema del dolor, si no que la activa cuando cree que algo va a pasar, y en cualquier sitio (ya sabemos que puede doler un tejido completamente sano), cabeza, espalda, cuello, rodilla.
Estos errores cerebrales son muy habituales, desde hace relativamente poco tiempo, sabemos que el dolor es BIOPSICOSOCIAL, depende de muchas cosas: estado físico, estado emocional, experiencias anteriores de dolor, nivel económico, expectativa de que va a pasar, cómo evolucionará….
Os pongo un ejemplo que creo que nos ha pasado a todos cuando somos papas primerizos: nos despertamos con cualquier leve ruidito del bebé, incluso si no lo oímos durante unos segundos, por si no respira ¡¡¡Estamos tan alerta!!! Normalmente se debe a que nuestro cerebro está prestando mucha atención a lo que le puede pasar al bebe, y está haciendo más sensible de lo normal a nuestro sentido del oído (un estímulo que en condiciones de normalidad pasa desapercibido, en ciertas situaciones emocionales o sociales cobra importancia).
Más ejemplos: Imagina que te acabas de comprar un coche nuevo, y de repente suena la alarma de un vehículo en la calle, nos asustamos y salimos corriendo por si es el nuestro y nos están robando.
Tienes 2 hijos, y uno de ellos estuvo muy malito una vez con bronquiolitis, y el otro no, si ambos se resfrían y se ponen a toser ¿quién os preocupará más? ¿El que nunca enfermó o el que te asustó tanto la otra vez y casi se muere?
Esto es SOBREPROTECCION: sólo has oído el pitido de una alarma en la calle, no sabes de que era, pero tu mente piensa que te están robando tu coche nuevo. En el otro ejemplo, ambos tosen, pero en tu cabeza te viene la imagen de tu hijo con cables, en el hospital.
¿Existen variaciones en la sensibilidad de los receptores?
Claro, nuestro cerebro puede modificar la sensibilidad de nuestros sensores, entre ellos el del peligro (los nociceptores), al igual que un técnico de alarmas puede regular el nivel de sensibilidad de la alarma en un receptor de detección de movimiento, o la sensibilidad del sensor de la vibración de una puerta o cristal, o el de un sensor de ruido. Cuanto más sensible, más probabilidad de detectar un posible intruso y evitar el robo; pero también más posibilidad de error y detectar el movimiento de una mosca y saltar la alarma, de que la vibración de un camión haga saltar la alarma, de que unos niños chillando o jugando con petardos en la calle hagan saltar la alarma… ¿lo ideal? Un nivel medio, ni de más ni de menos.
Os sorprendería saber la de gente que acude a consulta por quedarse “pillada” por un movimiento normal, como agacharse a coger a su hija, abrocharse los zapatos, lavarse la cara, dormir en el sofá. Por suerte estos dolores pasarán en unos días, porque realmente no hubo una lesión, sólo un error de detección del sensor y una activación del programa de dolor por parte del cerebro.
¿Qué hacer cuando tengáis dolor?
Si has tenido un golpe o hay riesgo de haberte lesionado haciendo algo, te recomiendo que acudas al médico o al fisioterapeuta para valorar la situación y que te explique los pasos a seguir. Posiblemente será un dolor Agudo.
En el caso de que no haya lesión, porque no ha habido un mecanismo lesional, te recomiendo que acudas a un médico o a un fisioterapeuta especializado en dolor y sobre todo actualizado a las nuevas evidencias y formas de abordar tu problema. Es un error tratar los dolores crónicos o disfuncionales como si fueran dolores agudos, ya que el paciente sufrirá y su situación puede empeorar.
el movimiento es VIDA,
el movimiento sin dolor es CALIDAD DE VIDA
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